Las preocupaciones ayudan a evitar amenazas, evitan problemas, te preparan para lo peor, y conduce a soluciones. Por el contrario, es posible que por estar lleno de preocupaciones empiecen a producirse consecuencias negativas: problemas con el sueño, contracturas musculares y sensación de angustia…
Las creencias negativas, se pueden sumar a las preocupaciones para generar ansiedad y reducir la calidad de vida. Es difícil romper el hábito de la preocupación si uno siente que preocuparse le protege ante determinados acontecimientos o problemas. Para poner fin a la preocupación y a la ansiedad para siempre, hay que renunciar a su creencia de que la preocupación tiene un propósito positivo. Una vez se toma conciencia de que las preocupaciones son el problema, no la solución, se puede recuperar el control y alejar el malestar.
¿Por qué es tan difícil dejar de preocuparse?
Si se siente mal y no puede dejar de preocuparse, valore:
- Tal vez encuentre una solución gracias a darle vueltas a su preocupación.
- No quiere pasar nada por alto.
- Quizás si deja de pensar no encuentre la solución que anda buscando.
- No quiere ser sorprendido.
- Siente que gracias a darle vueltas actúa de forma responsable.
Si aparecen estos pensamientos, en cierto modo, sentirá que las preocupaciones trabajan para usted.
Cinco ideas para combatir las preocupaciones:
- Elija un momento para estar preocupado. Decida usted cuánto tiempo quiere dedicar a pensar sobre aquello que le preocupa. En vez de que la duda y la valoración de la situación sea quien decida, sea usted quien plantee cuándo y cuánto. De este modo aumentará la posibilidad de que el malestar se reduzca y que no pase a ser una obsesión.
- Pregúntese si el problema tiene solución
- Acepte la incertidumbre
- Desafíe a los pensamientos relacionados con la ansiedad
- Sea consciente de cómo les afecta a familiares y amigos el que siempre esté preocupado.